La seguridad es pura inseguridad
Lunes 16 de setiembre del 2013, 9:00 pm salen de sus aulas los estudiantes de la
Universidad de Nuevas Tecnologías (UNT),
algunos con dirección a sus hogares y otros con camino a sus cuartos
alquilados, donde no hay nadie quien le espera, seguramente llevan
consigo una tristeza profunda que no lo demuestran. Sin embargo es un día más
de recopilar muchas experiencias y sobre todo muchos conocimientos que los conducen a ser profesional.
Al salir de las
inmediaciones de la universidad, cada quien va por un camino diferente, tan
sólo van acompañados de la luna y las estrellas. Juan Francisco Solanch
Hurtado. Tiene 19 años, estudia
ingeniería electrónica y cursa el IV ciclo en dicha universidad. Es alto, delgado,
de tez blanco, sus cabellos cortos,
lacios y castaños, sus ojos de colores negros claros y achinados, con un lunar en su rostro, ubicado
al lado derecho de su nariz.
Él Vestía una chompa ploma, un pantalón jeans plomo claro y
unas zapatillas de color crema oscuro, la marca era gamolyth; cogía una mochila de color verde oscuro con
dos asaz. Se encontraba parado con su tía, entre la avenida los Milagros y el
pasaje Series, a una cuadra de la ciudad universitaria de la UNT.
Su rostro no reflejaba cansancio, tampoco desgano, sino desesperación, nervios, susto;
sí, confirmé que estaba asustado, de pronto
escucho una voz temblorosa. ¡Me han robado mi celular y dinero! Continúa
hablando e indica.
“he dado mi examen en la universidad y venía preocupado, de
pronto escucho pasos, volteo y eran tres jóvenes que corrían, me paro y espero
a que pasen, (suspira); Se acercan.
Uno de ellos era más alto que yo, tenía una chompa negra con rayas rojas
y me dijo ¡frito pescadito, alza las manos y no te muevas que te puede ir peor!
Me rodea y me agarra del cuello, pone un
arma blanca entre mi cabello y mi
oreja.
El otro es más o menos de mi tamaño, trigueño, con una chompa negra, empieza a rebuscar mis
bolsillos; mientras que el tercero era bajo, robusto, estaba con una gorra tejida de color marrón
con líneas blancas, un polo de color celeste. Estaba un poco alejado observando
de arriba para abajo”.
Su tía Mercedes, es de contextura gruesa, mide
aproximadamente 1.50 cm, de tez blanca, sus cabellos largos castaños,
ondeados. Vestía una casaca de color
morado, un pantalón jeans azulino y unas zapatillas. Su rostro muestra
preocupación e indignación.
Ella dijo: “Siempre
sale de la universidad a estas horas y nunca le han despojado sus pertenencias,
ni le han perseguido y mucho menos amenazado, hemos llamado a serenazgo varias
veces y no responde. Después de media hora de tanto insistir, al fin habían
contestado nos dijeron que en esos momentos estaban entregando a tres bandidos
menores de edad y que no podían venir; en todo caso que le esperemos de aquí a
media hora, que quizás venían.
Obligan para pagar
puntual sobre seguridad ciudadana pero para cumplir con su trabajo son
demasiado ociosos. A mi sobrino le han
robado a eso de las 9:20 pm. Ya son las
10:30 pm y ni se aparecen esos serenos irresponsables, ellos también tienen
familiares, ojalá que no les pasara nada porque el mundo da vueltas”.
La desconfianza de los habitantes hacia los trabajadores de serenazgo, cada día
se va fortaleciendo, muchos indican que la labor de ellos es pelear con los
comerciantes, insultar y faltar al respeto.
Seguramente es malo juzgar pero peor es seguir cometiendo
errores. Autoridades que tengan la suficiente capacidad de gobernar hace falta
en el país, personas con la idea de no ser conformistas con valores, buena
actitud y capacidad de liderazgo serán los que nos ayuden a generar desarrollo
sostenible.
Más que un proyecto para construir un coso de toros,
hace falta implementar un proyecto
sostenible para la seguridad ciudadana; más que un proyecto de construcción de
una iglesia, es desarrollar un proyecto que eduque a la gente, concientice e
involucre para formar a ciudadanos comprometidos con su fe; más que regalar panetones cada fin de año por navidad
o año nuevo, es generar un proyecto para combatir la desnutrición infantil, más
que regalar juguetes a los niños y niñas es crear un proyecto para impulsar la
buena educación los ellos.
La gran mayoría de los problemas se solucionarán cuando
entendamos que nosotros somos los culpables de tener una sociedad así y actuar
con el fin de que éstos se vuelvan fortalezas y ver a un hermoso país desarrollándose.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página.