Atahualpa o Atabalipa, el verdadero nombre del último inca

ATAHUALPA: LA OTRA HISTORIA



    
“Atahualpa  nacido a principios del siglo XVI, hijo de Huayna Cápac, Inca conquistador y de la Princesa Paccha, hija de Cacha, último Shyri soberano del pueblo de los Quitus. Esta unión se había dado al final de la conquista del Reino de Quito y en parte como tributo al vencedor Inca, pero más que por conquista guerrera, por una alianza de amor. Por eso Atahualpa…fue además de ser el sucesor del abuelo rey de los Quitus, fundamentalmente un Inca y el hijo del más grande emperador del Imperio, preferido y educado por él...
Su compañero de largas horas y días, testigo de sus obras de civilización y construcción…” Rodolfo Pérez Pimentel, Diccionario biográfico ecuador.

A través de investigaciones por diferentes estudiosos sobre este inca, hay  hipótesis que generan controversia sobre el origen del nacimiento y actualmente sobre el verdadero nombre del décimo tercer inca.

Hernán Amat, Director del Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, indica que Atahuallpa, el último emperador de los Incas, fue cuzqueño y vivía en Quito con su madre. Venía al Cuzco para poner orden en el imperio, trastornado por la sublevación de los Hurin Cuzco y del clero solar.

Por otro lado Cieza de León, en su libro “Crónicas del Perú, el señorío de los incas” refiere al último inca con el nombre de Atabalipa, sin indicios del nombre Atahualpa, generando dudas en el conocimiento de la historia actual y dando a entender que muchos nombres del imperio inca fueron modificados, distorsionados y mezclados.

Encaminando nuestra investigación hacia el verdadero nombre del último Inca vamos en busca de un experto en quechua, para que nos explique el significado de la palabra Atahualpa y Atabalipa. El especialista en lengua y socio lingüística quechuas y educación intercultural bilingüe,  Félix Julca Guerrero, con una vasta experiencia sobre la literatura gramática del quechua, Señala: “Atau o atatau es una voz exclamativa que hace referencia a algo no bueno, no bonito, apestoso, y  wallpa es gallina; entonces ‘atatau gallina’ , esto se  da porque hay un proceso de simplificación lingüística que es tan natural. 

Cada vez las palabras se van recortando y entonces de esas dos palabras unidas sale Atahuallpa  y éste está en el diccionario de Olguín publicado en  1620. Si recurrimos al diccionario de Santo Tomás,  registra no solo Atawallpa sino también Atiballpa y otras veces encontramos con Atipallpa, pero lo más antiguo es wallpa. En realidad la palabra Atabálipa es una modificación ocurrida con la llegada de los españoles posteriores al wallpa”.

En el transcurso del tiempo el quechua se va adaptando  al castellano, ¿Atabalipa proviene del quechua? –“(el nombre) Atabálipa es un proceso lingüístico que sufre cambios de sílabas o incursión de palabras que se suavizan con el paso del tiempo.

Atabálipa, proviene de la palabra atish (adorado). Ataballipa o Atabálipa  es un nombre con influencia español,  que  se debió dar posteriormente porque ‘b’ no existe en el quechua, en el proceso de recemantización de las palabras que puede neutralizarse y pasar a ser un término positivo para registros históricos.

Sociológicamente no habrá impacto y se tomará algo normal porque wallpa no es un insulto, además no le beneficia en nada a la sociedad y si los hablantes no lo usan puede desaparecer, una cosa es lo que debería ser y otro lo que es”.

¿Atahualpa proviene del quechua? –“es la variante, La palabra original es Atawuallpa,  en Ecuador a la gallina se le llama Atawuallpa, más no wallpa como lo conocemos aquí. Atabálipa y Atahualpa es lo mismo, pero Atahualpa es despectivo. Al cambiar de Atahualpa a Atabálipa ya no tendremos la palabra atatau ya que no es expresada  directamente”- . Según el libro más antiguo de Santo Tomás,  la palabra original en realidad seria Atawuallpa.

El Magister José Antonio Salazar director Regional de cultura de Ancash manifiesta que el último Inca fue Tupac Paullu de Huaylas, que por la nobleza incaica fue a la capital para educarse como un príncipe con el fin de retornar a su tierra y gobernar de acuerdo a las leyes incaicas. A la caída de Atahualpa, los españoles para no perder su poderío nombraron al príncipe huaylino, él al darse cuenta que era usado por ellos genera la primera rebelión,  después de la invasión, se interna en la selva y de allí realizan una guerra apoyado por los indígenas, donde fue contagiado  por la viruela, enfermedad que trajeron los españoles y a causa de ello falleció.

María del Carmen Martín Rubio, historiadora española, señala que  “Huáscar Túpac Paullu Inca…  es hijo de Huayna Cápac y de Añas Colque, hija del curaca de Ruringuaylas. Fue medio hermano de Huáscar, Atahualpa y Manco Inca.

Acompañó a Diego de Almagro, socio de Francisco Pizarro, en la fallida primera expedición de conquista a Chile en 1535. Cuando retornó, Manco Inca se había revelado (1536), por lo que Paullu fue nombrado nuevo Inca por Almagro en la ciudad del CuzcoReinó (1537 - 1549) con la ayuda de los españoles mientras Manco se escapó y reinó como Inca rebelde en la ciudadela de Vilcabamba (1537-1544), al margen del poder español”.

Alejandro La Torre, autor del libro  “Atahualpa: el vergonzoso nombre del último Inca del Perú”,  manifiesta  que llamarle Atahualpa es estar atribuyéndole un nombre peyorativo,  ya que  proviene de la palabra quechua “atatau” -que asco- y  “wallpa”- gallina-,  la traducción es,  “que asco gallina”.  Por otro lado,  el verdadero nombre que él atribuye al último Inca es Atabálipa que significa “hombre de mucho valor”.

Llegar a tan singular conclusión no es leer uno, dos o tres libros, sino 250 a más; es allí donde  encontró diversas contradicciones.  Analizar, interpretar e investigar durante cuatro años como el autor sustenta, es abordar  nuevas hipótesis e inculcar a nuevas investigaciones. 

El investigador de la cultura incaica  declara  “que se le otorgó el nombre de  Atahualpa porque a la hora de ser asesinado,  le informan que morirá en la hoguera, él asustado y temeroso se pone a llorar,  los españoles se burlan; señalan -que cómo va a llorar el Inca-, en vez de que se llame Atabálipa,  debería llamarse Atahualpa porque es una gallina-”. Y así es como el nombre Atahualpa se queda y  perdura hasta nuestros días.

Al referirnos sobre el impacto que ocasionaría el solo cambiarle el supuesto adjetivo Atahualpa, con el verdadero nombre Atabálipa  según el autor. -“El nombre de una persona sí interesa, no permitiré que lo satanicen y quiero reivindicar al último Inca, en otros países nos llaman gallinas por estas circunstancias. Sus propios hijos  incas, porque todos somos descendiente de ellos, satanizan y desprecian su cultura ancestral, nadie lo defiende cuando salen al exterior. Además, nadie ama lo que no conoce, nos han enseñado mal y por eso tenemos vergüenza, yo trato de ver desde el punto de vista indígena”-, puntualizó.

Toda esta controversia nace cuando el virrey Toledo, después de 40 años de la muerte de Atabalipa le encarga a un historiador  llamado Pedro Sarmiento de Gamboa para que haga la historia de la cultura inca, pero le dice: tienes que hacer ver que los incas eran salvajes, sodomitas, caníbales. Hasta entonces ningún libro escrito por los historiadores antiguos menciona la palabra ‘Atahualpa’.

En comunidades como Chiquian, Ocros, Pomabamba, Huacrachuco, todavía celebran la muerte de Atahualpa como una fiesta patronal, por cómo lo degollaron. Lo saben por una tradición oral, por lo tanto, él fue decapitado, acuchillado, mas no ahorcado.


El último Inca: su verdadero nombre y lugar de procedencia genera controversia entre los historiadores, investigadores. En el transcurso del tiempo, como bien dicen que la verdad no es absoluta,  nuevas hipótesis se generarán para poder impulsar  más la investigación y así  acercarnos a la verdadera  historia del Perú. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página.